En algún momento de nuestras vidas topamos con personas que solo tienen en cuenta sus propios puntos de vista, ¿te ha sucedido esto?, no muestran nada de interés ni voluntad de entender al otro. Para ellos solamente existe un mundo que gira alrededor de ellos y es algo molesto para el que le presta atención, es una sensación de desconcierto hacia su postura.
Hay personas que físicamente te oyen y que, sin embargo, no escuchan porque oír no es lo mismo que escuchar, se necesita de esa valiosa
capacidad para ser receptivo no únicamente con el mensaje emitido por parte del otro,
el objetivo es comprender y empatizar muchos oímos, pero pasa desapercibido
escuchar con cada célula de tu ser, pues tenemos dos orejas y una boca ¿Por qué
será?
Sabemos que desafortunadamente topamos con muchas personas
muro, su carácter es inquebrantable y hostil ósea no quieren entender otros
puntos de vista solo existe su verdad absoluta, sin embargo, hay otros que
parecen accesibles incluso cercanos, no obstante percibimos que su interés
no es sincero y que derivan a menudo en la mera y falsa condescendencia.
No saber escuchar, no practicar la escucha activa genera no nada más una elevada insatisfacción a nivel relacional, las consecuencias pueden ser
tan dañinas como problemáticas, debido a que también ahora con el uso de
dispositivos móviles muchas personas prefieren “reunirse” para conversar, sin embargo, vemos cabizbajos, el valor de escuchar activamente al otro parece un don de
pocos más no algo que es accesible en todos nosotros, estamos perdiendo la
capacidad humana de empatizar, se ha fomentado exclusivamente atacar sin argumentos o
simplemente decir “es lo que yo diga y punto”.
¿A qué se debe esto?
Nada erosiona tanto nuestras emociones cómo no sentirnos
escuchados cuando lo necesitamos o cuando simplemente nos estamos comunicando
con alguien. Decía Jean-Paul Sartre que la incomunicabilidad, así como la
escucha es la fuente de violencia, en cierto modo ese es en realidad el inicio
de muchos de nuestros problemas.
De este modo te invito a que observes a tu alrededor y analices
como en los medios de comunicación, en el trabajo, en la universidad, en la
escuela, en la calle y en múltiples escenarios veremos como muchos oyen o
aparentemente te muestran un lenguaje corporal de interés, pero en su cabeza no
pasa absolutamente nada, no te están escuchando, obviamente esto genera
conflictos dañinos para ambas partes, es una sensación horrible como la de no
ser comprendidos y atendidos.
Sesgo de confirmación y disonancia cognitiva
Hay individuos que solo escuchan lo que ellos desean
escuchar, es el sesgo de confirmación en otras palabras que solo abrirán sus oídos cuando les digamos algo que
confirme lo que ellos saben, creen o lo dan por cierto. Son personalidades
egoístas y mezquinas sabrán cómo motivarte para que tengan una sombra que le
confirme todo, este tipo de relaciones son muy comunes en la etapa escolar, habrás
conocido un grupo en particular en donde él o ella dicta las órdenes y ellos
obedecen, eso si cuidado algunos de ellos dicen escucharte aunque al fin se salen
con las suyas.
Por otro lado, tenemos la disonancia cognitiva es también un
fenómeno muy usual en nuestros fallos de la comunicación, cuando estamos
enfadados con esa persona, no importa que tenga razón aquello que estamos
diciendo, la mente rechaza los datos disonantes e intentaras ser fiel a lo que
sientes, así el otro tenga toda la razón y lógica.
El perfil narcisista
Son perfiles que nunca atienden perspectivas ajenas la
única verdad es la que ellos tienen y pareciera poco, pero ellos no disimulan para
nada cuando una conversación no son los protagonistas, de una vez lo
demostraran porque su objetivo siempre será que los demás se enfoquen en ellos.
El narciso es una persona que tiene un elevado amor propio
por sí mismo eso quiere demostrar, aunque en el fondo posee un vacío
terrible, para este tipo de perfil es irritable cuando el otro no lo escucha y
son fáciles de identificar, así que mantente al tanto de estos perfiles para
que los evites.
La ira contenida que encierra los oídos
Este es otro factor que hay que tener en cuenta es una de las
razones por las que las personas nos equivocamos en nuestros procesos comunicativos se
deben a la ira contenida, no escuchan porque son ellos quienes desean llevar
las riendas de la conversación y a todo momento buscan callar y solo ellos dan la razón sin argumentos.
Son individuos que se caracterizan por la verborrea excesiva, es algo común y sobre todo frustrante, son aquellas personas que oyen que están ante nosotros, pero que no escuchan activamente debido a que están pensando cómo contraatacar.
¿Qué podemos hacer ante personas que no nos escuchan?
Ahora bien, lo complejo es tener junto a nosotros a alguien
que es incapaz de ser cercano, empático y sensible, reflexiona por un momento que
la buena comunicación empieza por escuchar con cada célula de nuestro cuerpo al
otro, además de que es el principal nutriente para la convivencia, sin ella,
nada fluye, nada es auténtico, nada nos sirve.
Si el otro no hace el mínimo esfuerzo por escuchar y cambiar
su actitud arrogante y hostil pues en nosotros queda hacérselo saber.
Hay que dejar claro por pasiva y activa que merecemos y
debemos ser atendidos, así como tú esperas ser escuchado, yo soy digno como
merecedor de recibir la misma atención otorgada, si hay sordera emocional lo más
saludable para nosotros es alejarnos definidamente de la persona si no hace nada
por cambiar dicha actitud, es un bálsamo para nuestro bienestar emocional, salud mental y calidad de
vida.
Está en nosotros trabajar en mantener una comunicación
sólida, adecuada y satisfactoria con cada uno de nuestros escenarios sociales.
Fomentemos el diálogo empático aprendamos a poner límites a quienes no tengan
la voluntad de practicarlo todo desde el respeto.
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